Así es el día a día de Carmen y Emilio, padres de siete hijos y residentes en Guadalajara. Entre lo positivo del confinamiento, pasar tiempo todos juntos
Para esta familia numerosa, uno de los aspectos más duros de la cuarentena es precisamente poder atender todas las necesidades de sus hijos, de edades tan diferentes, que necesitan supervisión y entretenimiento de forma tan dispar. Especialmente es complejo, señalan, el tema de los deberes escolares.
“Muchos de ellos necesitan el ordenador para hacer sus deberes y tienen que turnárselo continuamente, así como los padres tenemos complejo ayudar a unos y a otros que no son autónomos, explicarles las tareas, a la vez que se teletrabaja o se tiene que limpiar, organizar la casa o cocinar”. Por tanto, sería la falta de tiempo y medios para poder ayudar a cada uno de sus hijos a seguir una rutina de clases y ocio adecuada lo más complicado.
“Resulta complejo atender los deberes de nuestros hijos porque son varios niños los que necesitan acompañamiento, algunos por no ser autónomos debido a su edad y otros porque tienen necesidades específicas de aprendizaje. Además, al ser todo telemático, necesitarían casi tener un ordenador o dispositivo cada uno, cosa de la que carecemos en casa”, aseguran los padres. Pero sin duda, la familia ha conseguido llevarlo mejor buscando el lado positivo del confinamiento: poder pasar más tiempo en familia y poder estar todos juntos.
Hasta el momento, todas las compras las realizan por internet, con sistemas a domicilio ya que el padre además estas semanas está teletrabajando. “Es posible, aunque complejo. El padre de familia teletrabaja, pero tiene que recuperar horas muy temprano o por la noche porque por las mañanas se interrumpe frecuentemente el ritmo de trabajo al tener que atender a los hijos”.
De cara al futuro tratan de ser positivos y mantener la esperanza. Aseguran que la situación es dura y ha sido crítica en muchos momentos, pero también han valorado otras cuestiones como las muestras constantes del buen hacer de la gente, de la solidaridad de unos con otros y del esfuerzo en común por superar estas situaciones.
«Si tengo que centrarme en pensar sobre lo que preocupa, creo que mencionaría las dificultades de muchas pequeñas y medianas empresas en salir adelante tras el parón que se ha realizado; las consecuencias psicológicas y emocionales del personal médico que está sometido a una presión tan grande durante todo este tiempo y que las personas cogieran miedo a no poder realizar una vida normal y se modificaran hábitos o se impusiese una distancia incómoda entre las personas”, concluyen.
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